En una noticia de esta semana se relata la operación
policial contra una mafia en la que se ha liberado a cuatro mujeres obligadas a prostituirse
para saldar una deuda.
Quiero matizar que esa deuda es falsa, es más bien una
extorsión, un pretexto para explotar y mantener en la esclavitud a unas mujeres,
o niñas en muchos casos, que han sufrido todo tipo de abusos y captadas debido a su "estado de necesidad en su
país", buscando siempre a la víctima más débil y vulnerable.
Su tratante les impuso una deuda de unos 35.000 euros por el viaje de Nigeria a España, una
cifra que correspondería al jet privado de algún famoso, pero no, las chicas
llegan muchas veces en patera.
Por si fuera poco, además eran coaccionadas con la práctica de "vudú", con ceremonias
en las que les realizaban cortes en el rostro y rituales con animales salvajes,
y, de esta manera, lograban el sometimiento de las mujeres y la creencia de una
muerte segura para ellas o sus familias si denunciaban los hechos a la Policía,
no devolvían el dinero o se escapaban del control de la organización.
Cuando se habla de explotación sexual o prostitución
forzada, estamos hablando de violación múltiple, de dolor, de abortos forzosos,
de sexo sin protección, de enfermedades de transmisión sexual, de situaciones
de desesperación, depresión, ansiedad, enfermedades mentales graves en la
mayoría. Y está muy bien que haya habido detenidos pero no se dice nada de los
llamados “clientes”, aquellos que han perpetrado esas miles de violaciones, de
abusos, esos cómplices de trata y actores necesarios en la escena del crimen.
Parece que no cuentan. Curioso. Son los clientes los que piden chicas nuevas y jovencitas
cada día, los que crean la demanda que las mafias se encargan de satisfacer
importando la mercancía deseada. Son los cómplices e instigadores últimos del
drama de cientos de miles de chicas. Son los culpables reconocidos y
perseguidos en Suecia, Noruega, Francia y cada vez más países, pero no en
España, paraíso de las mafias y puteros, e infierno de miles de mujeres y
niñas.
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